En Zaragoza, Pedro y Eva han puesto de moda los besos bajo paraguas. No es capricho, es que no deja de llover.
La destreza de estos enamorados conduciendo con el paraguas en un brazo y el otro rodeando al ser querido, ha suscitado el interés de numerosos antropólogos. Pedro ha sido objeto de estudio. Los mismísimos fisioterapeutas de Rafa Nadal han venido de propio para verlo. Y nada. Que su brazo es normal.
La cintura de Eva tampoco es precisamente de avispa, pero se adapta perfectamente al brazo-abrazo de su Pedro, bajo paraguas. Otra duda general es dónde va este par de tórtolos con la que está cayendo. Ay, amigos, ¡salen en busca del arco iris. ¿Acaso no es lo mejor tras los besos de lluvia?
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